En el prefacio de su obra “Cómo hacer una tesis”, Umberto Eco plantea dos premisas fundamentales:
1) Se puede hacer una tesis digna, aún hallándose en una situación difícil, causada por discriminaciones recientes o remotas;
2) Se puede aprovechar la ocasión de la tesis (aunque el resto del período universitario haya sido desilusionante o frustrante) para recuperar el sentido positivo y progresivo del estudio, no entendido como una cosecha de nociones sino como elaboración crítica de una experiencia, como adquisición de una capacidad (buena para la vida futura) para localizar los problemas, afrontarlos con método y exponerlos siguiendo ciertas técnicas de comunicación (pudiendo sugerir eventuales soluciones o alternativas de solución).
La obra de Eco no está orientada a explicar «cómo se hace una investigación científica» ni plantea una discusión teórico-crítica sobre el valor del estudio. Se trata simplemente de una serie de consideraciones sobre cómo se llega a elaborar un trabajo de tesis, y presentarla –y defenderla- ante un jurado sin que ello suponga que el tesista caiga en un estado de angustia o estupefacción. Es preciso recordar que al momento de escribir este libro, aún no se habían inventado los ordenadores personales ni Internet, con todas las ventajas que estos instrumentos proporcionan al tesista e investigador en la actualidad. En efecto, las posibilidades de acceder a fuentes y bibliografía eran mucho más limitadas, lo que no impedía que se hicieran trabajos sólidos y excelentes, siempre y cuando se siguiesen los lineamientos propuestos por Eco.
El tipo de tesis al que apunta su libro corresponde a las que se elaboran en las facultades de humanidades. Dado que su experiencia –y la de la mayoría de los redactores de Sobretesis- está asociada a las facultades de filosofía y letras, es natural que la mayor parte de sus ejemplos se refieran a temas que se estudian en dichas facultades. Igualmente, sus consideraciones se aplican a tesis normales de ciencias políticas, magisterio y jurisprudencia. Si se trata de tesis históricas o de teoría general, y no experimentales y prácticas, su modelo también funciona en arquitectura, economía y comercio y algunas facultades científicas.
De cualquier modo, tal como plantea Eco, “hay muchos estudiantes que se ven obligados a hacer una tesis para poder sacar el título a toda prisa y lograr el ascenso de categoría, para cuya obtención se han matriculado en la universidad”. Algunos de estos estudiantes tienen incluso cuarenta años. Son estos los que piden instrucciones sobre cómo hacer una tesis en un mes, con vistas a obtener una nota cualquiera y salir de la universidad. A tal punto lo asumen como una obligación. Ya desde ahora hemos de decir que el libro de Eco no es para ellos. Si tales son sus exigencias, si son víctimas de una estructura socioeconómica paradójica que les obliga a titularse para resolver dolorosos problemas económicos, tendrán dos alternativas: (1) invertir una suma razonable para encargar la tesis a otra persona (en tal caso recomendamos al público lector contratar los servicios de Sobretesis); (2) copiar una tesis ya hecha unos años antes en otra universidad, corriendo el riesgo de que lo reprueben y lo sancionen por plagio.
En este punto, cabe rescatar las palabras que le dedica Eco a esta eventualidad, en una era donde los programas antiplagio incrementan el nivel de exigencia para los tesistas, quienes se ven obligados a conformar un coherente sistema de citas bibliográficas y documentales, referenciando debidamente el material que pudieran haber extraído de la web. Dice Eco: “no conviene copiar una obra ya impresa, aunque fuera en lengua extranjera; pues a poco informado que esté el profesor, deberá conocer su existencia; pero copiar en Milán una tesis hecha en Catania ofrece razonables posibilidades de éxito; naturalmente, hay que informarse de si el ponente de la tesis ha enseñado en Catania antes de ejercer en Milán; y además, copiar una tesis supone una inteligente labor de investigación”. Como se puede apreciar, la mejor opción es delegar la labor en el equipo de Sobretesis.
Así pues, el libro de Eco está dirigido a quien (sin ser millonario ni disponer de diez años para doctorarse tras haber viajado por todo el mundo), con posibilidades concretas de dedicar unas cuantas horas diarias al estudio, quiere preparar una tesis que le brinde ciertas satisfacciones intelectuales y que le sirva también para su carrera profesional. Y a quien, una vez fijados los límites, por modestos que sean, de su esfuerzo, pretenda hacer un trabajo serio. Se puede hacer seriamente hasta una recopilación de figurines: basta con fijar el tema de la recopilación, los criterios de catalogación y los límites históricos de la recopilación. En este sentido, a nuestros clientes les aseguramos la máxima seriedad en la elaboración de las tesis. Esto implica una persistente evitación de plagio y una continua renovación de los marcos teóricos y metodológicos que elaboramos.
Eco postula que hacer una tesis significa: (1) localizar un tema concreto; (2) recopilar documentos sobre dicho tema; (3) poner en orden dichos documentos; (4) volver a examinar el tema partiendo de cero a la luz de los documentos recogidos; (5) dar una forma orgánica a todas las reflexiones precedentes; (6) hacerlo de modo que quien la lea comprenda lo que se quería decir y pueda, si lo desea, acudir a los mismos documentos para reconsiderar el tema por su cuenta.
En cuanto a la elección del tema, si se trabaja bien es posible extraer conclusiones útiles incluso de temas aparentemente remotos o periféricos. Eco cuenta que Marx no hizo su tesis sobre economía política, sino sobre Epicuro y Demócrito, dos filósofos griegos. Y esto no es casual. Quizá Marx fue capaz de reflexionar sobre los problemas de la historia y la economía con la energía teórica y la claridad de pensamiento que se le conoce, precisamente porque aprendió a pensar con los filósofos griegos. Ante tanto estudiante que pretende realizar una ambiciosa tesis sobre Marx para terminar en el departamento de personal de las grandes empresas transnacionales, es preciso reconsiderar los conceptos existentes sobre la utilidad, la actualidad y el alcance de los temas de las tesis, sobre todo en las áreas de Humanidades y Economía.
Eco se pregunta: ¿Cuánto tiempo se requiere para hacer una tesis? Y responde: no más de tres años y no menos de seis meses. No más de tres años, porque si en tres años de trabajo no se ha logrado limitar el tema y encontrar la documentación necesaria, esto puede significar tres cosas:
1) Se ha elegido una tesis equivocada, superior a las posibilidades personales.
2) Pertenece al tipo de los eternos descontentos que querrían decirlo todo y sigue trabajando en la tesis durante veinte años, cuando en realidad un estudioso hábil tiene que ser capaz de fijarse unos límites, aunque modestos, y producir algo definitivo dentro de estos límites.
3) Se le ha declarado la neurosis de la tesis; la deja de lado, la vuelve a coger, no se siente realizado, llega a un estado de gran dispersión, utiliza la tesis como excusa para diversas bajezas; éste no se doctorará nunca.
Eco concluye su libro con dos observaciones: hacer una tesis significa divertirse y la tesis es como el cerdo, en ella todo tiene provecho. El que, carente de práctica de investigación y atemorizado por no saber cómo hacer la tesis haya leído su libro, seguramente estará paralizado. Tantas normas, tantas instrucciones, es imposible salir indemne de ello, al menos física y mentalmente... Pues bien, según Eco esto no es cierto, y coincidimos con el gran lingüista italiano. De alguna manera, él es cómplice de sus lectores, y sabe que el esfuerzo vale la pena: “Por exigencias de completitud he tenido que inventarme un lector totalmente falto de todo, mientras que vosotros, que leéis este libro, ya habréis hecho propias muchas de las técnicas de las que he hablado. Mi libro ha servido más bien para recordarlas todas, para sacar a la conciencia lo que muchos de vosotros ya habíais absorbido sin daros cuenta.”
En síntesis, recomendamos su lectura a todo aquel que quiera conocer cómo se hace una tesis, escrito por un auténtico maestro, intelectual y artista como Eco.